DISTRITO APACHE. Daniel Petrie, 1981.
Más que entretenida, un pequeño clásico del policíaco, quizás una de las fuentes para Canción Triste de Hill Street de la que mantiene un parecido en el tono y ambientación. Muestra el día a día con toques de comedia y drama, en la comisaría del Bronx, uno de los barrios más problemáticos de Nueva York. Con mucho de obra coral, varios personajes e historias se cruzan formando el retrato de un lugar y unos protagonistas durante varios días de su vida, en medio del caos y del crimen sin sentido de la gran ciudad.
LAS CRÓNICAS DE RIDDIK. David Twohy 2004.
Una segunda parte que sabe desmarcarse del original. Tanto, que el protagonista ya no parece el poligonero tuneador de coches que es Vin Diesel cuando se pone heroico (excepto en Salvar al soldado Ryan , pero ahí era un secundario al que matan pronto). Más bien se nos presenta una historia de aventuras clásica al estilo R. E. Howard. El protagonista, un criminal peligrosísimo se convierte en la última esperanza del mundo libre contra el avance de un oscuro y tétrico imperio que destruye todo lo que no absorbe. Es como ver un space opera protagonizada por el mejor Conan. Muy entretenida, con un apartado artístico notable que recuerda al del Dune de Lynch, pero solo en la ambientación.
RIVER QUEEN. V. Ward, 2005.
Es una película fallida y pretenciosa que podría haber contado la gran epopeya neozelandesa durante las guerras maoríes que dieron el control total final a los británicos sobre el archipiélago. El argumento está mal contado y desarrollado, funcionando la historia solo como una colección de escenas en un plan muy preciosista y en un estilo muy pictórico, tomando algo de ritmo hacia el final, cuando el culebrón histórico se pasa al cine bélico. En lo positivo, cuenta con un buen reparto y una puesta en escena impecable y la excusa para recomendar otra película: Guerreros de Antaño, la obra que encumbró a Lee Tamahori y que retrata los problemas sociales de los actuales maories.
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